En los últimos años han aparecido diversas técnicas para tratar el problema de varices, tales como el láser, la radiofrecuencia, etc. Sin embargo, la esclerosis de varices con espuma es, hasta el momento, la única que se puede realizar sin ningún tipo de anestesia y que permite una incorporación inmediata a la vida normal.
Por tanto, si padeces de varices y estás pensando en algún tratamiento u operarte, te recomiendo que eches un vistazo a este tratamiento revolucionario, así como todas las ventajas que podrás obtener de él.
Como ya hemos mencionado, actualmente existen diversas técnicas para tratar el problema de varices, pero sin duda la esclerosis de varices con espuma es una de las menos agresivas y más efectivas. Por tanto, se trata de una técnica poco invasiva que puede realizarse en consulta y que nos permitirá irnos a casa tras el tratamiento.
A groso modo, el tratamiento consiste en la inyección de una sustancia esclerosante dentro de una vena varicosa, lesionando e irritando su pared interna. La vena en cuestión se convierte en un cordón fibroso que, poco a poco, termina reabsorbiéndose.
La técnica requiere una exploración previa del paciente, para determinar los trayectos venosos a esclerosar. Además, es importante palpar estas venas para hacerse una idea más clara de su trayectoria y consistencia. Después, se identifica las venas enfermas mediante una prueba, denominada “Eco-Doppler”.
Una vez identificadas, se realiza una punción en la piel, guiada con la ecografía. Después se introduce un fino catéter en la vena que se quiere tratar y, una vez dentro, se inyecta en la vena enferma un fármaco en forma de espuma (se puede realizar con etoxisclerol o con polidocanol). El fármaco irritará la pared de la vena y la esclerosa, la endurece, hasta hacerla desaparecer. Una vez terminada la sesión, se coloca un sistema comprensivo durante cinco o seis días, el cual facilite el vaciamiento venoso y evite inflamaciones.
Al no tratarse de una operación, la esclerosis de varices con espuma tiene bastantes ventajas.
En primer lugar, es un procedimiento que no requiere anestesia, puesto que únicamente requiere una o varias punciones finas en la piel. Tampoco necesita ingreso, ya que se realiza en la misma consulta. Además, el paciente puede seguir realizando una vida completamente normal tras el tratamiento, sin verse obligado a guardar reposo.
La técnica puede utilizarse en todas las varices, desde las pequeñas telangiectasias (arañas vasculares), que tanta preocupación estética ocasionan, hasta las grandes dilataciones dependientes de la vena safena y que, habitualmente, se remiten para operar.
En este tipo de varices grandes o “tronculares”, en las que la safena está enferma, la esclerosis con espuma tiene muy buenos resultados. Y es que, gracias a esta técnica y sin pasar por el quirófano, se consigue no solo la eliminación de las venas visibles, sino también la desaparición o la mejoría notable de los síntomas propios de la enfermedad.
Se trata de una técnica cuyos resultados visuales se pueden apreciar desde el momento de la intervención. Además, las varices tratadas no vuelven a aparecer, aunque sí es cierto que la tendencia progresiva natural del paciente de insuficiencia venosa puede hacer que aparezcan nuevas varices.
Como muchos otros tratamientos, la esclerosis de varices con espuma también puede presentar algunos efectos secundarios, aunque no es lo más normal y no suelen presentar ninguna gravedad:
Las venas más grandes inyectadas pueden volverse duras durante varios meses después de la intervención.
Pueden aparecer áreas rojas en los sitios inyectados que deberían desaparecer en unos pocos días.
Surgimiento de líneas o manchas marrones en la piel en la zona de la punción, posiblemente causados por escapes de hierro de la sangre de las venas inyectadas. En la mayoría de los casos, estas desaparecerán en 3 o 6 meses, aunque en el 5% de las veces pueden ser permanentes.
Picor alrededor de las zonas inyectadas, pudiendo durar varios días o semanas.
Días o semanas después del tratamiento, en el área tratada, pueden aparecer pequeños vasos sanguíneos temporales (revascularización), pero suelen desaparecer en pocos meses y normalmente no requieren ningún otro tratamiento.
Pudieran surgir reacciones alérgicas al fármaco escleroso en el momento de la inyección y rara vez suponen un problema serio, ya que los síntomas más comunes son hinchazón y picor.
Dependiendo del caso y del efecto en el paciente, el tratamiento suele repetirse pasados de 3 a 6 meses.
El Dr. Julio Méndez recomienda 3 sesiones seguidas espaciadas en una al mes, y sesiones de recordatorio cada 3 o 4 meses, aunque esto dependerá de los resultados obtenidos.
El precio de una sesión dependerá de las zonas a tratar, aunque normalmente suele rondar los 200 €.
Inmediatamente después del tratamiento, el paciente podrá incorporarse a sus quehaceres cotidianos.
No obstante, es recomendable evitar la exposición al sol en los días posteriores y, de hacerlo, siempre con factores de protección altos. En algunos pacientes, se indicará el uso de medias de compresión para mejorar su circulación de retorno.
Os presentamos un tratamiento de escleroterapia con microespuma y sus resultados después de la aplicación del mismo.
Este artículo ha sido revisado por el Dr Julio Mendez
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